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Escribo porque se me sube el indio, porque se me sale el monstruo, porque se me mete el diablo.

Escribo como un anciano que va hablando solo por la calle. Escribo como un loco arrebatado que te amenaza con su piedra y con su mugre. Escribo porque todo lo que han escuchado sobre mi ha de ser verdad. Escribo porque a veces escribir me desencadena un llanto tan violento como esa náusea que solo un dedo en la garganta hace estallar. Escribo para poder rugir, para poder ladrar, para poder aullar como un pobre perro callejero al que han pateado brutalmente.

Escribo para distraer mi mente de los crímenes pendientes, o lo que es lo mismo, escribo para no tener que matar a nadie, ni siquiera a mí.

Porque cuando escribo es como si cantara y millones me escucharan, absortos, enamorados, enardecidos, viudos, extasiados. Porque solamente cuando escribo me desconozco, me convierto en algo poderoso, bendito e iluminado.

Escribo para hacer de cuenta que tengo una cita con cada uno de ustedes, que tengo planes para este sábado,  que siempre hay alguien que me esta esperando. Escribo para que algún desconocido muchacho que, de repente, este en el extranjero o en Lima o en el Cerro de Pasco me lea, por azar, y con un poco de suerte le guste lo que escribo, porque yo jamás me enterare.

Escribo porque no tengo esposa, ni psicólogo, ni cura, porque necesito urgentemente conversarme y tratar de comprenderme y perdonarme…

Escribo porque mato un poco mi tiempo, para no pensar en las indiferencias que hay afuera (en el mundo), escribo porque cada vez que estoy en el bus sube un niño a vender caramelos, sin poder conseguir tal vez lo que quiere se me hace un nudo en la garganta y a la vez un poco de rabia de no poder hacer nada más. Escribo porque no quiero que mis amigos se den cuenta que soy tan vulnerable y débil en algunas cosas, escribo porque dentro de unos años más tal vez no volveré a ver a mis viejos amigos (lo de viejos lo digo con respeto, porque también llegare a esa edad), escribo porque tal vez mañana sea un gran día o solo un mal día, porque morir no está en mis planes, pero llega… y tal vez mis grandes amigos, familiares, pareja, no lo lleguen a saber.

Escribo con el afán de llamar tu atención, para que mires, pero no me toques, para que no tengas ni siquiera la ocasión de sonreírme con dulzura, para que no me hables, para que no me abraces y por lo que más quieras, no me beses.